lunes, 6 de febrero de 2012

Ocúpate


Las palabras de este artículo van dirigidas a todas aquéllas personas que actualmente están en el paro, unas líneas que tratan de orientarte para que seas consciente de cómo estás viviendo el presente y cómo quieres encarar el futuro, no sólo para facilitar tu búsqueda de trabajo, sino también para que esta etapa de tu vida sea una experiencia enriquecedora de autoconocimiento y crecimiento personal. Si éste no es tu caso, te invito a que tomes nota para apoyar a aquella persona de tu círculo personal que tal vez lo necesite; existe una pequeña gran diferencia entre encarar esta situación sólo o de la mano de alguien.

Reflexión, Objetivos y Acción. Éstas son las 3 palabras claves para encarar esta difícil situación, los pasos necesarios que te ayudarán a dibujar tu nuevo futuro profesional porque, si prestas atención y das pequeñas pinceladas en tu actitud, puedo asegurarte que no vivirás el desempleo como una crisis, sino como una oportunidad.
Soy consciente de que la situación económica, familiar y personal de cada persona es única y de diferente magnitud: no es lo mismo ser soltero/a y tener ahorros que, por ejemplo, tener pareja e hijos y cobrar una prestación mínima. Los factores externos -sobretodo el dinero- son problemas contra los que es difícil luchar, pero una arma poderosísima es la capacidad de control y conocimiento que tengas para afrontarlos, de igual forma que una actitud positiva reflejada en tus acciones para superarlos.
Obviamente no todo el mundo lleva el mismo tiempo desempleado, pueden ser días, meses o, en el peor de los casos, años. Existen diferencias tanto a nivel emocional como comportamental dependiendo del tiempo que se lleve sin trabajar. Para que se entienda mejor y podamos sacarle todo el partido a estas líneas identificaremos 3 estados de ánimo que se dan o pueden darse cuando estás desempleado.

El primero de ellos bien podría el estado de incertidumbre, acompañada por sensaciones tales como el nerviosismo, el aburrimiento y, sobretodo, el miedo. Frases del tipo "las paredes de casa se me echan encima" o "el no hacer nada me pone muy nervioso" son un síntoma de que tal vez no hayas reflexionado lo suficiente sobre cuál es tu situación y descubrir de qué recursos dispones para salir de ella. La incertidumbre, el no saber bien bien que ocurre, activa en nuestra mente una serie de mecanismos muy sutiles que actúan como mecanismo de defensa, creando una zona de comodidad donde justificamos nuestros actos, pero que a la larga los acaba condenando al fracaso. Estos mecanismos los podemos llamar creencias limitantes y son las responsables de la pasividad y, sobretodo, de la falta de valor para afrontar tus miedos. Creencias como "no quiero que se enteren que estoy en el paro", "ya soy mayor -o muy joven- y me será imposible encontrar trabajo" o la más limitante de todas, "los culpables de que me haya quedado sin trabajo son la crisis, los bancos o el gobierno". Piensa por un momento qué resultado tienen estos pensamientos. ¿Lo sabes? Yo sí: el estancamiento y, por supuesto, más miedos, el miedo retroalimenta al miedo. Ante la incertidumbre, reflexión sobre ti mismo y tu entorno.

Frases como "he enviado cientos de currículums y siempre me descartan, me rindo...", "me siento inútil", "estoy harto" rondan nuestras mentes continuamente hasta tal punto que se convierten en un círculo vicioso donde la solución cada vez es más difícil de encontrar y la consecuencia de esta dinámica acaba siendo, lógicamente, la resignación. Es cuando vives la resignación cuando empiezas a perder las ganas de buscar trabajo y, porque no decirlo, por casi todo. Notas que todos los esfuerzos invertidos hasta ahora no dan ningún resultado y te preguntas qué es lo que está fallando. Si precisamente no encuentras respuesta a esta cuestión, es porque probablemente te falte un método, una hoja de ruta, en definitiva, unas metas de qué quieres conseguir y qué hacer para lograrlo. Ante la resignación, objetivos claros. ¿Y cómo saber cuáles son tus objetivos? Siendo muy consciente de qué estrategia y qué hábitos limitantes estás siguiendo y, si es necesario, substituirlos por otros.

El último de los sentimientos que puedes experimentar o ya hayas experimentado es la desesperación. La desesperación es ese estado de ánimo donde sólo ves muros, donde tu motivación e incluso autoestima están por los suelos; no consigues empleo, ni siquiera entrevistas de trabajo, has perdido incluso ciertas habilidades físicas o intelectuales necesarias para trabajar y, desgraciadamente, es aquí donde la necesidad económica se posiciona como el problema más grave; cuando las necesidades básicas no están cubiertas, nuestros actos no siguen un rumbo claro. Yo te sugiero que ante la desesperación, acción. ¿Y cómo pasar a la acción? No caer en los errores que te pueden llevar a esta situación, y para ello debes generar alternativas y saber gestionar tus emociones limitantes, aquellos sentimientos y miedos que impiden dar el paso definitivo hacia tu meta.

¿Para qué sirve describir todos estos estados de ánimo? Sirve, precisamente, para no caer en ellos. No sólo se siente desesperación cuando llevas mucho tiempo desempleado, o resignación e incertidumbre, sino que pueden surgir en cualquier momento y para que esto no ocurra es conveniente que se sigan unos pasos, pasos que te recuerdo de nuevo acompañados de preguntas y sugerencias para que empieces a dibujar tu futuro:

REFLEXIÓN
  • ¿En qué situación está mi sector laboral?
  • ¿Qué me piden las empresas?
  • ¿Tengo los conocimientos y competencias necesarias?
  • ¿Cuáles son mis creencias limitantes?
  • ¿Qué oportunidades me ofrece mi entorno para encontrar trabajo?
  • Tómate tu tiempo para descubrir quién eres y qué quieres

OBJETIVOS
  • Establece objetivos claros: ¿qué trabajo quiero conseguir?
  •  Plantéate la reorientación profesional
  • ¿Qué conocimientos y competencias debo adquirir o potenciar?
  •  Substituye esas creencias limitantes por otras potenciadoras
  • Acude a profesionales de la orientación laboral y el crecimiento personal, ellos te acompañarán en todo este proceso y evitarás caer en errores y situaciones antes nombradas

ACCIÓN
  •  Instaura hábitos, disciplina y gestión del tiempo en tu proceso de búsqueda de trabajo
  • Identifica las acciones necesarias para conseguir tu objetivo profesional y llévalas a cabo
  • Fórmate y busca todos los recursos a tu alcance para empezar el cambio que deseas
  • Comparte tu experiencia con otras personas que estén en tu misma situación; es más fácil si estás acompañado
  • Adopta una actitud abierta ante los cambios y hacia situaciones nuevas

La clave está en anticiparte a estas situaciones y, el primer paso, es ser proactivo: reflexiona, identifica tus metas y, algo esencial y necesario, pasa a la acción.
Porque no es lo mismo un "¿Por qué? que un "¿Por qué no?; porque, en definitiva, una posición pasiva y victimista puede hacerte más daño que la situación que vives en si. Porque aquí hablamos de coaching y ya sabes, SI QUIERES, PUEDES.

Jaume Garcia
jaumegarciatora@creartemagazine.com

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