martes, 15 de mayo de 2012

Cuerpo y Mente: El beneficio del bienestar


La Organización Mundial de la Salud (O.M.S.) define la salud como el “estado completo de bienestar físico, mental y social, y no meramente la ausencia de daño o enfermedad”. El bienestar es imprescindible para poder disfrutar de un buen estado de salud; el valor más deseado en su ausencia y el deseo menos valorado en su presencia tiene su origen en el bienestar. Incluso en el aire resuena el eco de que vivimos en la sociedad del bienestar, aunque cada vez haya más incredulidad al respecto. Pero, ¿dónde encontrarlo?. ¿Cómo lograrlo? Sólo cuando reconocemos, aceptamos, sentimos y sabemos expresar adecuadamente nuestros sentimientos y emociones, podemos aumentar nuestro propio bienestar.

En este artículo nos centraremos en el bienestar físico y mental-emocional en el ámbito personal y laboral, puesto que son los valores principales sobre los que podemos decidir y actuar. El PIB, el Índice de Desarrollo Humano y otros muchos factores que se miden para valorar el bienestar social, nos dejan poco margen de maniobra como actuación individual, aunque toda si vemos su resultado como una consecuencia de nuestro bienestar físico, mental y emocional.

El bienestar físico

Mucha de nuestra infelicidad está relacionada con enfermedades, molestias físicas y problemas que podemos evitar con un estilo de vida sano. En los últimos años ha aumentado mucho la esperanza de vida, aunque no se trata sólo de poner años a la vida, sino de poner vida a los años, y eso lo lograremos si nuestro cuerpo nos acompaña en las mejores condiciones durante nuestro periplo vital. ¿De qué nos sirve vivir muchos años si nuestro cuerpo empezó a morir joven? El ejercicio físico y una dieta equilibrada nos alimentan de vida y contribuyen a aumentar el bienestar físico. Aunque no sea por nosotros, hagámoslo por las personas que más amamos, por nuestra pareja, por nuestros hijos. Cuando nuestro cuerpo deje de responder mucho antes de lo que nos gustaría, serán las personas que tenemos a nuestro lado, las que queremos y nos quieren, las que responderán a esas llamadas de socorro que nuestro cuerpo ya no atiende. Entregamos un amor incondicional con sorpresa final: cuídame tú ahora porque yo no lo he hecho nunca. ¿Cómo contribuir a tu propio bienestar físico y al de las personas más importantes de tu vida? Cuídate, haz ejercicio, lleva una vida sana. Tu cuerpo te acompañará toda tu vida, depende de ti las condiciones en las que lo haga.

El bienestar mental y emocional

Ante una molestia o un dolor físico buscamos un remedio para aliviarlo. En cambio, ante un dolor emocional (tristeza, miedo, ansiedad, resentimiento, etc.) tendemos a pensar que forma parte de la vida, que ya pasará, y nos resignamos a esperar que desaparezca por si solo.

¿Cómo actuarías si supieras que está en tus manos superar ese estado?
¿Cómo actuarías si supieras que  afectará irremediablemente a tu salud física?
¿Cómo actuarías si supieras que puedes trabajar el estado emocional igual que trabajas el físico?

La diferencia es la actitud, el compromiso, la voluntad, la integridad y las ganas de crear tu vida en lugar de creer que estás a merced de las circunstancias; en erigirte protagonista de tu vida, en ser responsable de tus emociones, de tus creencias y decidir qué quieres hacer con ellas para no sentirte su prisionero y seguir saboreando las mieles de la libertad. El primer paso es aprender a escuchar tus sentimientos, sin juzgar. La autoestima se apoya en la capacidad que tenemos de elaborar juicios sobre nosotros mismos. Si dañamos nuestra autoestima, dañamos nuestro bienestar emocional. Escucha. Abraza al silencio para escucharte a ti mismo. Reconoce tus sentimientos, acéptalos sin resignación, siéntelos sin valorar y exprésalos. No te culpes por ellos ni pretendas entenderlos. Déjalos fluir. Los sentimientos, las emociones, las creencias son las que te capacitan para decidir cómo quieres actuar, con que estado de ánimo quieres levantarte mañana. La realidad es única para todos, pero cada uno actúa en función de su propia percepción de la realidad, de lo que su mente ve y de lo que sus emociones sienten. Por eso es decisión sólo tuya cómo quieres gestionar tus sentimientos y cómo quieres actuar según tus experiencias y tu propia realidad. El pasado sirve sólo para aprender de él, no para vivir en él. Tu actitud vive en el presente.

El bienestar laboral

Nos pasamos el día emocionalmente implicados en todo lo que hacemos, y una tercera parte de la jornada la dedicamos al trabajo, o a trabajar para encontrarlo; de aquí la importancia de abordar también el bienestar en el ámbito laboral. En una encuesta realizada por OCU-Salud la mitad de los encuestados declara que su trabajo afecta de forma negativa a su bienestar emocional (nerviosismo, irritabilidad, dificultad de concentración, indiferencia) o físico (cansancio, agotamiento, insomnio). Difícilmente alguien fallará a su cita habitual con los amigos para jugar un partido de fútbol o para tomar una caña. Porque le motiva, porque le apasiona, y eso hace que se entregue al 100% a la causa. Entonces, ¿qué se podría hacer en la empresa para que las personas sintieran esa misma pasión y motivación? ¿Qué se podría hacer en la empresa para aumentar el bienestar del trabajador? Según diversos estudios realizados, lo que más  valoran los trabajadores es:

·      sentirse reconocidos y valorados
·      tener buena relación con los compañeros y superiores
·      tener seguridad económica y un buen horario
·      sentir motivación por el trabajo que desempeñan

En esta línea la empresa Guidea Partners ha desarrollado un programa integral que apunta a la satisfacción y al bienestar de los trabajadores como fuente de una mayor eficacia y productividad y, en consecuencia, con un aumento del beneficio personal y empresarial. Lo que han definido como El beneficio del bienestar.

Es fácil relacionar que si nos sentimos a gusto realizando nuestras funciones, elevaremos nuestro rendimiento y nuestra productividad en beneficio de la empresa, puesto que el proyecto y cultura empresarial satisfará nuestras necesidades para cubrir nuestro propio bienestar físico y mental. Depende de cada uno, del primero al último del organigrama, elegir la actitud adecuada para desarrollar sus competencias y para aumentar su desempeño. No todos estamos capacitados para ocupar cualquier cargo, pero sí que estamos capacitados para ser los mejores en el nuestro. Y dando lo mejor de nosotros ayudamos a la empresa a dar lo mejor de sí misma. ¿Y en qué nos ayuda la empresa? En fomentar una cultura basada en el bienestar  de los trabajadores. Empresario, responsable de departamento o director, ¿no te gustaría aumentar los beneficios de la empresa sin aumentar costes y sin reducir plantilla? Si la respuesta es sí, mira a las personas de tu alrededor, la respuesta está en su bienestar.

Busca tu bienestar global, elige tu destino, decide tu futuro y vive el presente. Deja de hacer las cosas que has hecho siempre y empieza a hacer las que no has hecho nunca.

Ferran Camps
fcamps@guideapartners.com

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